lunes, 28 de marzo de 2011

Sus terapias de balcón.

Un paisaje de fotografía con la sombra que se desvanece de a poco cuando el sol ocupa todo el lugar.
La miro a ella un poco intranquila, con su melena castaña que irradia salud, tomando un té en el balcón, usando la calle de cenicero.
Parece que hubiera vivido siempre en ese departamento, cada elemento que hacen a la habitación podría contar su propia historia. Historias desgraciadas o alegres. Qué más da, nunca lo voy a saber.
Pero por alguna razón sale todas las noches y se pasea de lado a lado resbalando su mano con el pasamano del corredor. Vaya a saber Dios que la tiene tan preocupada, se volvió rutina esto de salir a mirar las estrellas y hacer terapia en su sillón.
Apaga la luz, prende un cigarrillo y en el ritual de su suicidio momentáneo, se saca los zapatos y aparta el humo con sus manos.
Separo la mirada de su edificio y me pongo a buscar otra ventana, otra historia que imaginar.

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