miércoles, 30 de noviembre de 2011

Salir a mirar al sol, después de tanta noche.

Saqué ese libro de auto ayuda para mirarlo, pensar y agregarme 80 años tomando un café…Escuchar música triste, ese suicidio momentáneo, mientras el resto anda bailando por ahí. Un desafío diurno el de encontrarse con el sol después de tanta noche, un caos mental sin terapias de balcón, un vaso de por medio y usar la calle de cenicero.
Tratar de sacarle una sonrisa al sol cuando te mira de costado, soplar las nubes cuando está completamente nublado.
Tener más indecisión que cordura, más abismos que esperanza, menos hambre que nunca y más amor que otra cosa. Enfrentar y perder aunque duela, crecer, conocer, vivir y morir casi siguiendo un ritmo. Que la suerte te abandone, la buena dicha se desvié y no crezcan mas tréboles de cuatro hojas.
Le debo una disculpa y es a Dios, le tengo una promesa y es a mi conciencia. La pobre está cansada, dejo que se vaya de viaje de vez en cuando y me traiga de suvenir disciplina de otros lugares para aprender un poco sin equivocarme tanto.
Pero es inevitable hay que salir a mirar al sol, aunque nos mire de costado, saber comenzar de nuevo. Después de todo el único obstáculo en nuestra vida es aquel impuesto por nosotros.
Guardo el libro de autoayuda, entra mejor en el cajón que en mi cabeza. Aprender a vivir no es fácil, mirar al sol tampoco.